Se sentó en una roca a la orilla del río.
Había perdido toda su sonrisa
y sus lágrimas de perlas se iban con la corriente.
Pero ella era un hada,
la diosa de las vertientes y de los arroyos,
la que camina sobre las aguas y tiene el poder de los bosques.
Secó sus lágrimas y recogió sus vestidos.
Continuó por la orilla, río abajo,
para cumplir con aquello que los dioses le habían encomendado..."