May 8, 2007

País de Hadas (E. Allan Poe)


(Spring, David Delamare)

Oscuros valles y tenebrosos pantanos,
sombríos bosques,
cuyas formas no podemos adivinar
al impedirlo las lágrimas que caen por todas partes.
Enormes lunas que aparecen y desaparecen
una vez,
y otra vez, y otra vez,
a cada momento en la noche
-siempre cambiando de lugar-
y oscurecen los rayos del lucero
con el aliento de sus pálidos rostros.

Alrededor de las doce
por el reloj lunar
una un poco más nebulosa que las demás
(en un juicio, decidieron que era la mejor)
desciende
-abajo, más abajo-
con su centro sobre la corona
de la cumbre de una montaña,
mientras que su amplia circunferencia
de flotantes vestiduras cae
sobre aldeas, sobre pórticos,
dondequiera que estén
-sobre los lejanos bosques, sobre el mar-
sobre los espíritus alados,
sobre las cosas adormecidas,
y las envuelve completamente
en un laberinto de luz,
y entonces,
¡qué profunda!
¡oh, profunda!
es la pasión de su sueño.
 

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